Las implacables lluvias desencadenadas por el Fenómeno del Niño están dejando un rastro de devastación en múltiples zonas de Ecuador, generando deslizamientos de tierra, socavamientos, vendavales e inundaciones que requieren atención inmediata. La magnitud de los daños coincide con las previsiones emitidas por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y el Comité Erfen, quienes alertaron sobre «eventos significativos de precipitación» entre el 18 y el 22 de febrero en la zona interior del Litoral.

Con la alerta naranja por el fenómeno de El Niño aún activa en Ecuador, la ciudad de Guayaquil se ha convertido en uno de los epicentros de la catástrofe, con al menos 47 áreas afectadas. Además, de otras provincias del país, entre ellas Los Ríos, Manabí, Guayas, y, en menor medida, El Oro, Santo Domingo de los Tsáchilas, Santa Elena, Azuay y Chimborazo, donde las precipitaciones alcanzan sus valores más elevados en las últimas horas. También, se han registrado 17 eventos relacionados con las intensas lluvias, ocasionando perturbaciones en importantes vías como Cuenca-Molleturo, La Concordia-Monterrey y Puyo-Tena.

El Comité Nacional para el Estudio Regional del Fenómeno de El Niño emitió una advertencia crucial, señalando que las lluvias torrenciales persistirán a lo largo de este mes, especialmente en la zona del litoral de Ecuador. Según su informe, en lo que va del año, se han contabilizado 390 eventos peligrosos vinculados a las lluvias asociadas con este fenómeno climático en 19 provincias, afectando a aproximadamente 11 000 personas en 100 cantones.

Es importante subrayar la urgencia de prestar atención a esta situación, especialmente en las áreas costeras, donde las comunidades más vulnerables se ven gravemente afectadas. Se hace un llamado apremiante a las autoridades gubernamentales para que, además de atender el conflicto armado interno, prioricen la atención a los desastres naturales que están dejando un impacto devastador en numerosas familias.