En los últimos ocho años, más de 443 mil ecuatorianos han abandonado el país y no han regresado, un fenómeno que pone en evidencia la desatención del gobierno a las necesidades de la población. De esta cifra, 81.479 salieron en 2021, y la tendencia ha continuado en ascenso. En el primer semestre de 2024, el saldo migratorio alcanzó los 88.876 ecuatorianos, superando en aproximadamente un 59% a la cifra registrada en el mismo período de 2023, cuando el saldo fue de 55.911.

El éxodo masivo de ciudadanos no solo refleja la búsqueda de mejores oportunidades, sino que también evidencia una grave situación de inseguridad en el país. En el primer semestre de 2024, se registraron 3.526 homicidios intencionales. Aunque esta cifra representa una ligera disminución del 3.69% en comparación con los 3.661 asesinatos ocurridos en los primeros seis meses de 2023, el número total de homicidios en 2023 fue de 8.002, la cifra más alta en la historia de Ecuador. Estas estadísticas han colocado al país como uno de los más peligrosos del mundo.

A la crisis de inseguridad se suma una profunda crisis económica. En junio de 2024, Ecuador contaba con 272.275 personas desempleadas y 5.324.241 personas subempleadas, reflejando un mercado laboral en deterioro y una población que lucha por sobrevivir en medio de la falta de oportunidades.

A pesar de estas alarmantes cifras, el gobierno ha mostrado una preocupante inacción ante los problemas que aquejan a los ecuatorianos. La migración, la violencia y el desempleo son síntomas de una crisis más profunda que requiere atención inmediata y soluciones efectivas. Sin embargo, la respuesta gubernamental ha sido insuficiente, dejando a miles de ecuatorianos en una situación de vulnerabilidad y desamparo.