Crisis energética durante los últimos mandatos
Ecuador enfrenta otra crisis energética que ha resultado en cortes masivos de electricidad en diversas regiones del país, afectando a la ciudadanía y la economía. Estos apagones, que comenzaron en octubre de 2023, han revelado una vez más las profundas deficiencias en la gestión energética del país, agravadas por más de 30 años de decisiones erróneas y falta de planificación por parte de distintos gobiernos.
El origen de los problemas actuales se remonta a los años 90, cuando el entonces presidente Sixto Durán-Ballén intentó mitigar los efectos de los estiajes adelantando el reloj para aprovechar la luz solar. Aunque la medida buscaba ahorrar energía, los resultados fueron desastrosos, con una pérdida económica de 600 millones de dólares.
Durante el gobierno de Rafael Correa en 2009, el país volvió a sufrir una severa crisis energética, esta vez por dos meses, lo que generó pérdidas de 1.200 millones de dólares. Aunque se construyeron hidroeléctricas en su mandato, los problemas de sobreprecios y fallas en la infraestructura revelaron la mala planificación y ejecución, comprometiendo el sistema eléctrico nacional.
Los expresidentes Lenín Moreno y Guillermo Lasso también han sido señalados como responsables de la situación actual. A pesar de la capacidad instalada de 8.000 MW en el país, la demanda energética de 5.000 MW no ha podido ser satisfecha adecuadamente debido a la obsolescencia del parque termoeléctrico, que aún depende de combustibles fósiles.
Ambos gobiernos optaron por medidas temporales como la compra de energía a Colombia y la contratación de barcazas eléctricas, soluciones que, además de no resolver el problema de fondo, generaron controversias por presunta corrupción y coimas a funcionarios involucrados en esos contratos.
El presidente actual, Daniel Noboa, enfrenta un gran desafío. La crisis de apagones ha puesto en evidencia su falta de preparación para lidiar con un problema que viene gestándose desde hace décadas. Las críticas han aumentado debido a su decisión de perdonar 2.500 millones de dólares a sectores económicos privilegiados, fondos que, de haber sido invertidos en el sistema eléctrico, habrían sido suficientes para mejorar la infraestructura y prevenir la crisis actual.
Con pérdidas estimadas en 2.200 millones de dólares debido a los apagones, el gobierno ha quedado en una posición comprometida, y la población exige soluciones inmediatas. Expertos señalan que, con esa cantidad de dinero, el país podría haber instalado 4.700 MW adicionales, asegurando no solo el abastecimiento local, sino también la capacidad para exportar energía a naciones vecinas.
La crisis energética que enfrenta Ecuador es el resultado de más de tres décadas de gestiones erráticas y corrupción. La solución a los apagones no es solo técnica, sino política. Los ciudadanos esperan que el gobierno de Noboa finalmente implemente reformas estructurales en el sector energético que puedan garantizar un suministro confiable y sostenible a largo plazo. Mientras tanto, el país sigue en la incertidumbre, con apagones que afectan la vida diaria y la economía nacional.
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