En medio de la compleja situación energética que atraviesa Ecuador, con apagones programados en diversas provincias, la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair se ha vuelto crucial para el sistema eléctrico nacional. Actualmente, genera alrededor del 58 % de la energía hidroeléctrica y cubre el 30 % de la producción total de electricidad del país. Sin embargo, su funcionamiento ha estado por debajo de lo esperado desde su inauguración en 2016, y continúa enfrentando serios problemas técnicos y estructurales.

Aunque fue diseñada para producir 1.500 megavatios (MW), en la práctica solo genera entre 900 y 1.100 MW, un déficit que ha limitado su capacidad para satisfacer la demanda de electricidad. Hasta la fecha, no existen registros que demuestren que la central haya operado a su máxima capacidad. Además, Coca Codo Sinclair se ha convertido en la planta hidroeléctrica con más fallas reportadas a nivel nacional, aunque en el último año esas fallas se redujeron al 4,55 % del total de la producción, frente al 9,13 % registrado en 2022.

Uno de los principales problemas estructurales que afecta a la central fue revelado en un informe de la Asamblea Nacional en 2022. Según este documento, la planta fue construida con 17.499 fisuras en ocho de sus distribuidores, lo que genera un alto riesgo de falla en toda la instalación. A pesar de que se intentó solucionar el problema mediante soldaduras, expertos advirtieron que esta medida es insuficiente y que el peligro de un fallo catastrófico sigue siendo una amenaza. La Fiscalía General del Estado está investigando estas irregularidades.

Otro factor que pone en riesgo el futuro de la planta es la erosión regresiva que afecta al río Coca, lo que podría obligar a detener sus operaciones en el futuro. Esta erosión se ha agravado desde la desaparición de la cascada de San Rafael, un fenómeno que algunos expertos vinculan a la construcción y operación de la hidroeléctrica. Aunque el proceso erosivo era previsible, no se tomaron medidas preventivas suficientes para evitar los impactos ambientales.

El proyecto Coca Codo Sinclair, que se inició en 2010 bajo el mandato de Rafael Correa, ha estado rodeado de controversias desde su construcción. Financiado en un 70 % por el banco chino EximBank, el costo del proyecto se disparó de los 2.245 millones de dólares iniciales a 2.851 millones, lo que aumentó considerablemente la deuda del país con China. Además, el proyecto ha sido objeto de investigaciones por corrupción, en las que se acusa a la empresa constructora Sinohydro de pagar sobornos a funcionarios ecuatorianos entre 2007 y 2018. El expresidente Lenín Moreno está entre los procesados por este caso.

La crisis actual revela las falencias en la planificación y ejecución de proyectos de infraestructura a gran escala en Ecuador. Coca Codo Sinclair, lejos de ser la solución energética prometida, representa un reflejo de las profundas fallas en la gestión pública y de cómo la corrupción y la improvisación han debilitado el sistema eléctrico del país, poniendo en riesgo su estabilidad a largo plazo.