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POR: XAVIER A. ANDOCILLA ROJAS

Las últimas semanas, una de las noticias que ha sido transmitida por todos los medios de comunicación, desde los tradicionales hasta los digitales, ha sido los hechos de confrontación que se vivieron en la Parroquia de Palo Quemado de la provincia de Cotopaxi.

Por un lado, los grandes medios de comunicación y los periodistas de la derecha han tratado de manipular a la opinión pública, posicionando mensajes para defender a la minería y criminalizar a las personas que rechazan la explotación minera. Junto a esta campaña mediática, se ha impulsado medidas de represión que van desde la confrontación directa contra los habitantes de Palo Quemado, hasta acusarles a 70 habitantes -tanto del sector de Palo Quemado y Las Pampas- de terroristas. La represión se ha extendido incluso contra aquellas personas que se han solidarizado en la ciudad de Quito, donde la policía reprimió los mítines que se realizaron en la Embajada de Canadá, así como en el Ministerio de Ambiente.

Muchos de los portales digitales de la derecha se han convertido en las cheerleaders de las empresas mineras, queriendo construir un imaginario en que los habitantes de Palo Quemado se encuentran divididos e incluso señalan que las personas que viven en el sector están de acuerdo con la explotación minera, ya que les traería trabajo y bienestar para las comunidades.

Por otro lado, las organizaciones populares y sociales, los medios de comunicación alternativos y populares, los líderes y dirigentes sociales, han denunciado los atropellos que se han presentado por parte de las fuerzas armadas y la policía, así como la utilización de fuerzas paramilitares para amedrentar a la población y ejecutar la explotación minera en estas áreas.

¿Cuáles serían las razones de que los pobladores se oponen al proyecto minero?

No es la primera vez que los pobladores de esta zona han vivido los efectos de la producción de los minerales, hace más de 70 años la minería estuvo presente en la parroquia de Palo Quemado y los daños ambientales y ecológicos siguen presentes con un panorama desértico en el lugar. Asimismo, en el 2015 se retomó la explotación minera también en otras parroquias como Chugchilán y Las Pampas. Los efectos de años de explotación minera han dejado fuentes hídricas secas, desaparición de especies animales, suelos desérticos, problemas de salud en la población, entre otras.

Toda afectación ambiental tiene una repercusión directa en los seres humanos, ya que el caso de la minería impulsa una contaminación de tres elementos: la atmósfera, el terreno y el agua. La alteración de esos elementos genera un desmejoramiento de la calidad de vida e incluso la generación de enfermedades en las poblaciones.

¿La producción minera genera más empleos?

Esos efectos generan otros daños como la destrucción de la producción agrícola del sector, ya que al ser afectadas las fuentes hídricas perjudican las condiciones de la tierra y se vuelven improductivas para el desarrollo agrícola y la producción ganadera.

Palo Quemado es un territorio de no más de 12.700 hectáreas, está ubicado en el extremo centro-sur del cantón Sigchos. Tiene ocho comunidades indígenas y hay una en particular donde se hallaron yacimientos de oro, plata, cobre y zinc. El sector de Palo Quemado tiene como principal base económica la producción de sistemas agropecuarios y en cuál se desarrollan cultivos como la caña de azúcar, naranjilla, camote, yuca, papa china, limón, naranja, plátano, tomate de árbol y zapallo. La caña de azúcar se utiliza para la elaboración de atados de panela que tienen un peso aproximado de 32 libras cada uno, también se elabora panela granulada. La panela constituye el producto de mayor demanda en los mercados del cantón y de cantones cercanos como Santo Domingo, Saquisilí, Latacunga, Ambato, Quito, entre otros.

La generación de la minería destruiría la tierra y quitaría la única producción de fuente de empleo que tienen muchos de los habitantes de la zona, es decir, la implementación de la minería no generaría empleo para los habitantes de Palo Quemado, sino que más bien quitaría la única fuente y sustentación de las familias de Palo Quemado. Esta realidad también afectaría a las poblaciones aledañas, ya que los productos que se elaboran en la zona dejarían de ser desarrollados o se encontrarían contaminados con los efectos de la minería.

Incluso, el criterio de que la minería es una de las mayores fuentes del empleo y que generaría una mejora en la economía del país es una de las quimeras que tienen los empresarios. Según diversos estudios, la agricultura aporta más de 3 veces al país a diferencia que la minería metálica. Así se refleja en las cifras emitidas por el Banco Central del Ecuador, en las que se señala que la actividad agropecuaria ayudó a la economía del país con 8.177 miles de millones de dólares; mientras que la minería aportó con 2.176 miles de millones de dólares. La misma entidad financiera aseguró que en el Producto Interno Bruto del Ecuador se alcanzó la cifra de 106.200 millones de dólares. De esa cantidad, el 2.2% pertenece a la minería, mientras que el 7,7% pertenece a la agricultura.

Si revisamos los datos emitidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, señala que del total de la Población Económicamente Activa (PEA) —que representan, 8.247.269 personas—, la actividad agrocomercial representa el 30% de los empleos en el Ecuador. Mientras que la actividad extractiva representa el 0.4%. Es decir, que una de cada tres personas en el país se dedica a la agricultura como fuente de subsistencia.

Si revisamos las experiencias en otros países, en donde la política extractivista y minera se ha implementado a raja tabla, vemos que esta no ha generado más empleo, sino que más bien ha liquidado a la agricultura y ganadería, liquidando la soberanía alimenticia de esas zonas. Un caso vivo que existe es lo que sucede en el hermano país de Haití, en donde la política extractivista y la firma de acuerdos económicos, produjo el empobrecimiento de los pobladores y desatención de la soberanía del país.

¿Por qué tanta represión contra los habitantes de Palo Quemado?

La construcción del proyecto minero depende de la licencia ambiental, otorgada por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Pero esta licencia depende de que la Cartera de Ambiente socialice el proyecto con la comunidad. Este trámite se inició en junio de 2023 y desde entonces está paralizado debido a la oposición de los habitantes de la parroquia. En un intento por avanzar con la consulta ambiental del proyecto, el ministerio acudió a Palo Quemado el pasado 15 de marzo de 2024. Ese día se registraron nuevos enfrentamientos que han subido de tono con los días.

Los pobladores de Palo Quemado han sido víctimas de una alta acción de represión por parte de la empresa canadiense Atico Mining, que tiene una concesión minera y una inversión prevista por USD 100 millones, y el Estado. Esto comenzó con la presencia de grupos paramilitares contratados por las empresas mineras. Días después se produjo una militarización de la zona de Palo Quemado y en las últimas semanas se ha acusado a 70 habitantes como terroristas, se agredió a los pobladores con golpes, gases lacrimógenos y otros artefactos, se les quitó el agua a los ciudadanos de la zona y uno de los habitantes se encuentra en graves condiciones de salud, producto de las agresiones por parte de las fuerzas militares.

A la par que se efectuó la represión contra los pobladores de Palo Quemado y La Pampa, en la ciudad de Quito se realizaron mítines de solidaridad con los pobladores que fueron reprimidos y que están siendo acusados de terrorismo. Estos eventos fueron realizados el 26 y 27 de marzo. El gobierno utilizó la fuerza represiva para desalojar estos eventos de solidaridad.

Como hemos visto en párrafos anteriores, el impulso de la minería es un mal negocio para el Ecuador y los habitantes de la provincia de Cotopaxi. A pesar de eso, el gobierno nacional insiste a toda costa en el impulso de este proyecto y eso se produce a dos razones:

La primera razón tiene que ver con la imposición de las políticas Neoliberales por parte del gobierno de Daniel Noboa. Este se ha convertido en el principal alfil del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Las recetas fondo monetaristas han sido la principal brújula que ha impulsado en estos más de 100 días de gobierno. Como muestra tenemos: la imposición de impuestos como el incremento del IVA del 12 al 15%; la privatización de los servicios básicos como lo ha impulsado con la ley de hidroeléctricas la eliminación de los combustibles como lo está planificando desde el mes de mayo; la reducción de los derechos de los trabajadores los pueblos como es el caso de la explotación laboral por horas; por último, sin ser menos importante, la concesión de proyectos mineros y petroleros.

La segunda razón, que ha sido denunciada por diferentes organizaciones y líderes sociales, tiene que ver con los intereses económicos que tiene el presidente y el grupo monopólico al que pertenece, ya que el Grupo Noboa tiene participación en los proyectos Curipamba, Pujilí y Santiago, de Adventus Mining Company. Las más de un millón de hectáreas que están concesionadas a las empresas mineras, en 138.798, tiene injerencia la familia del Primer Mandatario.

Por estas razones se encuentran más militares reprimiendo a los defensores de la vida y la naturaleza, que cuidando la seguridad. Recordemos las palabras de la Ministra de Gobierno, Mónica Palencia, en su entrevista con Carlos Vera en el mes de enero, cuando explicó cuáles eran los principales blancos de ataques del llamado Plan Fénix, en donde señaló que en el orden de importancia se encontraban: 1. Las bandas delictivas, 2. Las personas implicadas con los problemas mineros y 3. Los integrantes de las organizaciones sociales y populares.

En consecuencia, la lucha contra las políticas extractivistas y mineras que se están desarrollando debe tener el respaldo de los diferentes sectores, ya que esta lucha no solo es por defender los territorios de esas comunidades, sino sobre todo el rechazo a las medidas neoliberales que se quieren impulsar en el Ecuador.

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