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Por Remo Cornejo Luque

Da asco ver que personajes de la política ecuatoriana que han cometido actos de corrupción en distintos gobiernos y que han sido sentenciados, hoy asomen como «analistas económicos», víctimas de «persecución política», o bien orondos como candidatos, cual panacea, para las próximas elecciones de 2025.

Recordemos que a finales de 2019, desde la Comisión Nacional Anticorrupción se publicaron datos sobre la corrupción en la década del Gobierno de Rafael Correa (2007-2017). La cifra más elevada es de USD 70.000 millones, que proviene de un estudio regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre despilfarro y malgasto, también consideradas prácticas corruptas para el Estado, y que se calculan en torno al 7% del PIB anual. “El informe del BID se refiere a 40.000 millones que serían parte del incremento de precios en obras y desvíos de recursos, y 30.000 adicionales por ineficiencia de las obras ejecutadas”.

Los cientos de casos de corrupción brotados de la «década ganada» del correísmo han seguido su trámite judicial. Han sentenciado a los funcionarios involucrados de la RC5, unos están presos y otros están prófugos. Hoy los prevalidos de la prescripción de sentencia, vuelven como los «impolutos» a buscar una curul para continuar saciando su hambre y sed de enriquecimiento a costa del populismo aberrante que promueven y que obnubila y anquilosa la mente y la consciencia del hombre y mujer que vive en la miseria y pobreza.

No se puede voltear la página y olvidar los bullados y vergonzosos casos como los pativídeos, la narcovalija, el convenio por 14 millones de dólares orientado a financiar la campaña “I discovered” para la promoción del Ecuador a nivel internacional, la reconstrucción de Manabí, sobornos, entre otros casos más.

No se puede dar credibilidad a quienes atracaron los fondos públicos, a los manchados con la narcopolitica, a los partidos RC 5, PSC, CREO, etc., involucrados en los casos Encuentro, León de Troya, Metástasis, Plaga, Purga y demás.

No se puede confiar en quienes hoy dicen combatir la corrupción, pero comulgan con la misma. Se debe investigar y sancionar los sonados casos: Olón, contratos de alimentación para las cárceles y desayuno escolar, crisis eléctrica y contratación de barcazas, los cargamentos de bananos con droga que salen desde los puertos marítimos y aéreos, la contratación para la provisión de etanol en Petroecuador, etc.

¡Hay que despertar y para ello es necesario tener memoria histórica y mano dura contra los corruptos!

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