El Ministerio de Energía y Minas anunció la intensificación de los cortes programados de energía en todo el país, afectando tanto a sectores urbanos como industriales. A partir de este miércoles, 9 de octubre, se implementarán racionamientos que podrían durar hasta diez horas diarias en zonas industriales y seis horas en áreas residenciales. Esta medida se extenderá hasta el domingo 13 de octubre.

El ministro Antonio Goncalves explicó en cadena nacional que la decisión se debe al bajo nivel de agua en la represa Mazar, en Azuay, que se encuentra cerca de su límite mínimo. Según Goncalves, la situación requiere medidas «inmediatas y firmes» para evitar un colapso en el sistema eléctrico nacional. A pesar de los esfuerzos previos para mitigar el impacto, el ministro reconoció que las acciones tomadas hasta el momento no han sido suficientes para estabilizar la situación.

“Sabemos que esta medida es dura y que va a generar incomodidades, pero es necesaria para proteger la estabilidad energética de nuestro país”, declaró Goncalves, añadiendo que los cronogramas de los cortes ya están disponibles en las páginas web de las empresas distribuidoras y del Ministerio de Energía.

En Quito, la Empresa Eléctrica Quito anunció cortes de hasta diez horas, programados entre las 14:00 y las 24:00, en zonas donde se encuentran industrias como Ideal Alambrec y Expreso Novopan. Las industrias recibirán horarios diferenciados para cumplir con una cuota de ahorro energético, pero el impacto sobre su productividad será significativo.

El gobierno ha sido criticado por no prever esta crisis energética, que afecta de manera grave a la ciudadanía y a las pequeñas empresas. Aunque el problema inmediato es la falta de lluvias, los expertos han señalado que la crisis es en gran parte consecuencia de la falta de inversión en infraestructura y en energías alternativas.

La medida ha generado preocupación entre los ecuatorianos, quienes temen que los cortes prolongados afecten sus actividades diarias y económicas. Los sectores más vulnerables, como las pequeñas empresas y los hogares, serán los más perjudicados, mientras que las grandes industrias seguirán operando bajo restricciones menos severas.

Este panorama subraya la necesidad de una transformación profunda en la política energética del país, con énfasis en la sostenibilidad y la inversión en fuentes de energía alternativas, para evitar futuras crisis como la actual.