Ecuador vive tiempos difíciles en su sistema energético. Durante semanas, los cortes de energía han afectado a miles de ciudadanos y al sector productivo, exponiendo la vulnerabilidad de la infraestructura eléctrica del país. El Operador Nacional de Energía, encargado de monitorear el flujo de electricidad en Ecuador, emitió hoy un comunicado anunciando un aumento en el caudal de los ríos que alimentan las principales represas hidroeléctricas. Esta noticia, según afirman, permitirá disminuir los cortes de energía. Sin embargo, ¿es esta una verdadera solución o solo un intento del gobierno por silenciar la frustración de los ciudadanos ante una crisis que parece lejos de resolverse?
La administración actual ha respondido a esta emergencia culpando a las administraciones previas, sosteniendo que la crisis es resultado de años de mala gestión y escasas inversiones en el sistema energético. Pero ¿qué se ha hecho para evitar que el país siga dependiendo exclusivamente de las variables ambientales para cubrir su demanda eléctrica? Es indiscutible que, a pesar de los problemas estructurales heredados, la respuesta del gobierno actual no ha sido suficiente.
El reciente aumento en el caudal de los ríos es una medida temporal que no cambia el hecho de que el sistema energético nacional continúa siendo vulnerable. Un gobierno que verdaderamente busca el bienestar de su pueblo no debería esperar a que la naturaleza le dé una solución a la crisis. En lugar de depender de caudales fluctuantes, la administración debería plantear un plan de contingencia serio, invirtiendo en fuentes alternativas de energía y promoviendo el mantenimiento constante de la infraestructura existente.
Mientras tanto, miles de familias y empresas ecuatorianas continuarán viviendo en la incertidumbre. Los ciudadanos necesitan soluciones duraderas y una visión clara de cara al futuro energético del país, no simples promesas de alivio pasajero.
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